El infierno
Esto es la muerte de un miliciano. Robert Capa 1936.
No repetiré –espero- los clichés que se dicen sobre esta fotografía. Mi único interés al referirme a ella es con respecto a la polémica de su autenticidad. Hay quienes afirman que la imagen es una completa farsa una puesta en escena de un hecho histórico como lo fue la batalla del cerro Muriano, en el frente de Córdoba el 5 de septiembre del 36. Quienes están en contra, aducen que, de ser una fotografía trucada o un fotomontaje, perdería el valor como motivo emblemático de la lucha republicana, sería una farsa carente de sentido que pretendió representar la cruenta lucha por la libertad librada durante la guerra civil española. Este grupo de personas desacredita la fotografía como una creación deliberadamente planeada para hacerse pasar por real. De cualquier forma, ya sea una u otra la postura al respecto, la imagen es real y existe de una manera palpable en el imaginario de la historia. Cualquier cosa que digamos es asunto baladí pero importante, al menos para mí, en cuanto que pensar en su origen aclara el sentido que el arte debe tener.
Si bien la espontaneidad es un elemento de valor en el trabajo documental al captar de manera única un instante irrepetible, en una primera instancia hablar de fotografía plantea el problema del desprendimiento, el despego que todo arte debe tener para considerarse como tal, esto es: la modificación de la realidad su apropiación para recrearla de nuevas y distintas formas. La fotografía documental no lo hace. La fotografía construida, sí. Dentro de la fotografía construida encontramos el trabajo de registro o modificación a través de procesos artísticos, la fotografía de moda y publicidad, aunque éstas últimas también plantea ciertas interrogantes que no abordaré por ahora.
Así, la fotografía documental se halla ligada al registro. La realidad y no el fotógrafo es quién aporta los elementos constitutivos de la imagen. El el fotógrafo elija el encuadre, luz o ángulo sus decisiones son limitadas comparadas con la realidad a la que se enfrenta. De ahí también su valor. Pero no es lo mismo tener todos los ingredientes para elaborar cualquier platillo que verlo servido en una mesa. La realidad es son los elementos en bruto de lo que los artistas convierte en un platillo servido para ser degustado de una forma totalmente distinta a probar cada uno de los ingredientes.
Escribía mi reseña y opinión sobre la XIV bienal de de fotografía en el Centro de La Imagen cuando después ví El infierno y me pareció encontrar aspectos en común que me hicieron tratar de encontrar ciertas definiciones para juzgar y justificar mis juicios con respecto al arte.
Esta es una fotografía de Fernando Brito, ganador de un premio de adquisición de la bienal.
¿Qué tiene en común con la fotografía de Capa? ¿Qué tiene en común esta serie Tus pasos se perdieron con el paisaje con la película "El infierno"?
La obra de Fernando Brito es un trabajo documental. En general una gran parte del trabajo seleccionado en la bienal lo es. ¿Por qué gano uno de los premios de adquisición? El tema es actual, nadie puede negar la problemática social que vive nuestro país en estos momentos y en la cual todos estamos involucrados. Teresa Margolles lo resumió en la bienal de Venecia del año pasado. El título de su exposición: ¿De qué más podemos hablar?
En efecto ¿es de lo único que podemos hablar? Hace no muchas semanas los medios de comunicación (prensa, radio, pero sobre todo televisión) se vieron implicados en una controversia que tenía que ver con la descontextualización de la gran cantidad de notas que sobre el narcotráfico y las consecuencias de la guerra contra él salían al aire en cada emisión de los noticieros. El bombardeo de información fue cuestionado. Se vio más que como una cobertura eficiente, amplia y de-ta-lla-da de los acontecimientos, como una estrategia mediante la cual los mismos medios eran utilizados a favor de los grupos armados del narcotráfico para difundir el miedo y el terror. Sobre todo porque cada una de las notas, muertes, asesinatos, explosiones, secuestros y demás se daban de manera aislada sin hilvanar los hilos de relaciones que se entretejen en cada contexto específico donde ocurren los hechos. En Mérida, por ejemplo, la ciudad más segura del país, la gente, al ser cuestionada sobre sus preocupaciones, menciona a la inseguridad como una de sus principales preocupaciones. Los medios de comunicación tienen que ver con tal percepción.
¿De qué otra cosa podemos hablar? Embellecer la realidad y la violencia a consecuencia de una guerra es arte sólo en cuanto expresa los valores culturales que hacen posible tal situación dentro de un contexto social, político y económico específico. Sí: son fotos contemporáneas porque nos pertenecen en tiempo y espacio y porque quedaran como testimonio, como registro de un determinado momento. Pero hasta ahí. El arte implica mucho más. Teresa al menos modifica e interviene las situaciones que se le presentan de alguna manera tamiza los hechos a través de una visión particular del espacio en relación con el espectador. Lleva a otro nivel de percepción la situación que vive el país e introduciéndonos en un tipo de reflexión mucho más sofisticada. Su proceso me parece también divertido; su último trabajo es congruente con la trayectoria de la artista.
La fotografía de Capa sería una fotografía como la de Brito de haber sido real. Prefiero la versión contraria: la que considera fue todo un fotomontaje o representación que no tuvo lugar en la realidad y que la escena y la pose no fue producto del momento sino de la imaginación y reflexión de Capa al momento de diseñar cómo se vería y producirla. Me gusta pensar en que se insertó como real en el mundo del arte a pesar de ser una farsa, pero una muy compleja que se reafirma con el tiempo. El arte tiene que ver con la imaginación con la clase de imaginación que proyecta en la realidad imágenes capaces de hacerse pasar por ella. En eso radica su belleza y también parte de su poder.
El problema con la fotografía documental radica en la extravagancia. Requiere de constantes dotaciones de novedad para mantenerse vigente en cuanto a temática. Por un lado tienen la capacidad de rescatar problemáticas locales, poco abordadas o jamás tocadas por los medios de comunicación o exponer otros aspectos de un tema del que ya se ha hablado. Pero, por otro lado, los temas en la fotografía documental cada vez tienen que ser mucho más raros para impactar. El impácto es la materia necesaria para sucitar en el espectador una reacción que lo conmueva e incite, que despierte su concienica o atención sobre el tema del que se hagla. Lo raro parece tener una definición muy particular. No se fotografía el trabajo de los científicos en el acelerador de partículas o trasladado a México el de los científicos que manejan Laguna Verde sino el de los internados en el tutelar de menores y su proceso de "recuperación" (Fermín Guzmán) No se fotografía la labor militar en el rescate de un desastre natural pero sí la vida de sectas pseudoreligiosas y potencialmente explosivas (José Luis Cuevas). Y de ahí pa'l real: quinceañeras kitch (Teda Acha), nota roja del narco en tal o cual ciudad, comunidades de caníbales anónimos, redes de prostitución animal, contrabando de órganos, guerrillas de comunidades en la sierra, mutilados por guerra, deformes a causa de genes macabros.De ahí que el trabajo de fauna de Foncuberta sea considerado arte, registra su propio mundo imaginario que linda los bordes de la ciencia y de la fotografía puramente documental. Sólo agrego que una cosa es periodismo y otra arte. Que puede haber confluencia entre ambas pero es la excepción a la regla y que no hay que confundir la una con la otra. Definitivamente prefiero a Alejandra Laviada, el otro premio de adquisición.
La película El Infierno está bien hecha. Comparada con la oleada de producciones "bicentenario" es de lo mejor técnicamente hablando. Es Inteligente. Usa el humor para adentrar al espectador dentro de la historia y la situación de tal manera que es difícil salir una vez dentro. La gente deja de reír a la mitad de la película, pasa un fenómeno extraño conocido como "caer el 20".Uno se da cuenta de que se está ante la realidad. La sensación de esa realidad es tan dura como la de la fotografía de Capa o Brito, una sensación táctil sólida como el acero, es contundente y en ese sentido efectiva. Como en su anterior película, el director reduce un microcosmos el contexto del país para ilustrar su realidad.
En la película asistimos al proceso de depravación del personaje principal, Beny. Es predecible, casi desde el comienzo de la película el destino que a él le espera, así como el del resto de los personajes. Ya sabemos en qué terminará todo aquello.El inconveniente de registrar la realidad es ese: la realidad es predecible y anticipable. Los grandes saltos y transformaciones son producto sólo de la imaginación. Limitarse a concentrar en un espacio de tiempo lo que de entrada ya todos conocemos ocurre en México comparte el aspecto documental con las anteriores muestras de este géneroy concentra de una manera general la impresió que, al parecer, todos los ciudadanos parecen compartir. Yo no comparto esa vision, estoy en contra de ella.
El peligro de ambas expresiones, radica en difundir una imagen parcial de la realidad. El problema no es ese. Ya que ques una visión subjetiva más bien lo es el que no hay ninguna visión que se contraponga a la idea generalizada que se ha venido construyendo con el tiempo acerca de México a través de los medios de comunicación y ahora el arte. Es curioso como todas las concepciones del país coinciden en un aspecto negativo al representar la violencia, muerte, e irracionalidad como norma dentro de los mundos particulares que se reflejan en la fotografía y en el cine. Esa visión es la que hace que nos preguntemos ¿De qué otra cosa podemos hablar? La pregunta parece una consecuencia certera, pero no es más que una elección, como cualuquier otra. Con esta pregunta se cierran las puertas a alternativas, parece reducirse en su simplicidad a la única salidad posible: la resignación. Significa un "todos somos culpables".
En efecto, en la película todos son culpables. En el más amplio de todos los sentidos no hay inocentes porque, salvo el hijo mayor de uno de los personajes, el resto son culpables. Pero no habría de haber ninguna clase de culpa pues dentro de la lógica interna de la película cada acción trae para los personajes su consecuencia lógica dentro de la trama y la visión. La corrupción moral de cada uno de los personajes es evidente, el dinero por el dinero, un mundo carente de reglas, sin sentido, sin lógica, completamente irracional, el reflejo es la violencia, la muerte como moneda de intercambio entre entes con forma humana pero sin la capacidad de ejercer el libre albedrío que haría que escribiera personas en lugar de entes. Se dibuja un mundo de determinismo en el que parece no haber ninguna otra salida más que unirse con placer a la corriente de los acontecimientos donde no has escape alguno ni posibilidad de elegir otra cosa que lo que ya se ha elegido. La inocencia se perdió desde el momento en que no nos quedo otra cosa de que hablar.
Utilizar el sentido del humor es eficaz pero también peligroso. La risa tiene la capacidad de banalizarlo todo y situarlo al mismo nivel. La risa es perniciosa en un pueblo acostumbrado a reírse prácticamente de todas las situaciones. Característica sin la cual no podemos concebirnos, el humor aunado a la cultura de la queja son el complemento perfecto para la parálisis y la apatía. La risa nerviosa es la característica cuando uno cree estar atrapado, ha sido descubierto y no se tiene la posibilidad de atacar o de huír. La risa y la queja, se contraponen a la seriedad y a la acción. Son opuestos. Esta película podría ir en la línea de libros como La virgen de los sicarios de Fernando Vallejo.Ambos manejan el humor áspero, agrio y negro para puntualizar los quiebres irracionales del comportamiento de una sociedad, para remarcar situaciones que, en otras circunstancias deberían de despertar cólera y enojo. Son ficciones documentales, no muy alejadas de la realidad no necesitan exagerar las circunstancias para hacer ímpetu en aspectos como la corrupción, la falta de lealtad, entereza o dignidad, dado que la realidad parece superar a la ficción. El punto es que la ficción nunca trata de superar a la realidad en el aspecto positivo el contrario al que ahora se propaga en la fotografía documental.
No abogo por la eliminación del conflicto dramático ni por reflejar solamente el aspecto positivo exentos del choque con el conflicto. Esto carecería de sentido también. Sino por la resolución de un conflicto con imaginación que diera saltos cuánticos en contraposición con los aportes de una realidad determinada y predecible. Hay distintas y variadas formas de abordar y concientizar (si es que ese era el propósito de la película) creo que eligieron la más fácil.
Me parece extraño hacer foco en una situación que, en una primera instancia podría resultar vanguardista y desafiante ¿Nadie se ha dado cuenta de que ya es un chiché? ¿No se supone los artistas estamos en contra de los clichés y de las visiones generalizadas del mundo. Habar del narco está pasé, no esta inn, no está a la moda. La moda es una visión que se reafirma a sí misma con el tiempo; una especie de profesía autocumplida. ¿No deberíamos imaginar una nueva forma de ver las cosas que corresponda más que con lo que "nos toco vivir" con lo que nos gustaría vivir o con lo que vivimos. Una visión no determinada sino imaginada con base en la realidad que no es parcial como la representada por todas las expresiones que he enunciado sino que está abierta a los cambios y la elección? El mundo no debe parecerse a lo que vi en El infierno, las personas que hacen posible ese mundo deben desaparecer, constituyen una amenaza a mi felicidad y a mi visión, porque dentro de mi mundo no hay cabida para entes de esa clase y si existen es sólo por consenso y por efecto de la risa-queja. En el momento en que gritemos ¡BASTA¡ cada uno de ellos podrá empezar a temer. Enojarnos no estaría mal. La risa vacía y nerviosa más que las lágrimas y gemidos es lo que me imagino característico de quienes están atrapados en el infierno. Veán a algún adicto a las drogas reirse sin sentido en la calle y sabrán de lo que hablo.
Tomado de
http://erevank.blogspot.com/2010/09/el-infierno-esto-es-la-muerte-de-un.html